Pocas personas que no estén en la industria forestal saben que la revolución que transformó la silvicultura en el último siglo comenzó aquí.
En el año 1941, la primera granja de árboles de la nación se estableció en Montesano, Wash., en el Condado de Grays. Fue un pequeño paso en una evolución de un negocio centrado que volverse uno solo, en el cual el crecimiento era esencial para tener éxito.
Ahora, cada año, los terratenientes en Washington plantan un promedio de 52 millones de plantones en zonas que ya han sido cultivadas. En promedio, eso es tres plantones a mano por cada árbol que se quita.
La replantación solo es parte del día a día en los bosques productivos, una práctica sostenible que asegura que después del cultivo un nuevo bosque comienza a crecer rápidamente, por lo normal en el rango entre 12 a 18 meses.
Más de una mitad de la zona terrenal de Washington está cubierta por bosques, con la mayoría de estando al oeste de la Cordillera de las Cascadas. Hoy en día, cerca de dos tercios de esas tierras forestales son manejadas por los gobiernos estatales, federales y tribales; mientras que un tercio es propiedad privada.
Debido a la diversidad en la propiedad de las tierras forestales de Washington, se pueden cumplir una variedad de necesidades económicas, sociales y ambientales.
Más del 30 por ciento de la madera blanda producida en el país proviene de los bosques de Washington y Oregon. La silvicultura en los terrenos privados representa cerca del 75 por ciento de la madera cultivada en nuestro estado cada año.
Desde el momento que un árbol es plantado en un bosque productivo privado, pasando por el cultivo final, hasta la fabricación de productos de madera renovable usados en los edificios modernos, nuestros productos forestales y de madera son verdes, desde el plantón hasta el producto final.
Los bosques productivos son complejos.
Son fábricas de aire limpio, granjas para madera renovable, que reduce las emisiones de carbono y hábitats para la fauna en los terrenos y en los riachuelos que fluyen a través de ellos.
Nosotros dependemos de la ciencia para guíe nuestras decisiones acerca del manejo de estos ecosistemas complejos. De igual manera, buscamos nuevas tecnologías que nos proporcionen maneras de mejorar nuestro trabajo y los productos hechos de la madera renovable.
La silvicultura actual está usando las mejores herramientas científicas disponibles para mejorar y evolucionar las prácticas forestales para alcanzar las metas de sostenibilidad y protección ambiental.
En todas las etapas —topografía, plantación y cultivo — ser innovador es tan rutinario como usual en los bosques productivos.
Las prácticas forestales son el resultado de más de un siglo de experiencia de aprender haciendo, así como los estudios científicos de los efectos del manejo de bosques en el ambiente natural.
Debido a que la silvicultura es una inversión a largo plazo, no podemos saber todo hoy acerca del manejo de recursos, así que usamos las mejores herramientas de la ciencia para guiar nuestras acciones.
El manejo adaptativo es un método de analizar científicamente lo que está sucediendo actualmente en los bosques para ajustar las prácticas en las formas que nos den mejores resultados.
Es una forma de supervisar las reglas de las prácticas forestales de Washington para asegurar que se estén cumpliendo los objetivos de restaurar el hábitat silvestre y la calidad del agua. Si estos objetivos no están cumpliendo a través de las prácticas existentes, se harán los cambios basados en la investigación científica.
Al reunir y evaluar los resultados de nuestras acciones, estamos en una posición de mejorar.